sábado, 3 de diciembre de 2011

Mi primera comunión


Hice la primera comunión un Domingo de Resurrección, un día de Abril. La hice en compañía de otra niña y dos niños porque nuestros padres se marchaban a trabajar unos meses a Francia y no estarían el día de La Ascensión.

Me vistieron de monjita y me pusieron unas preciosas sandalias nuevas, blancas y limpísimas. No habría dado ni diez pasos cuando sentí resbalar uno de mis pies, conseguí no caerme pero había pisado una caca de perro y tuvimos que regresar a casa para que mi madre me limpiase. La ceremonia transcurrió con normalidad, salvo porque olvidé las ultimas estrofas del verso que tenía que recitar y tuve que inventarme un final improvisado, nadie pareció darse cuenta.

Ya en calle de nuevo me rodearon todas las personas más altas del mundo, (al menos eso me parecía a mi) sólo veía cabezas y un círculo de luz sobre la mía, unos invitados me entregaban un regalo pero las manos de mi madre, que me conocía bien, se apresuraron para alejarlo de mi alcance. Todos se pusieron en camino hacia mi casa para la comida; y yo detrás de ellos con la ilusión y la incertidumbre pisándome los talones.

Durante la comida me olvidé del regalo, pero cuando ya los mayores tomaban el café, me despisté de todos y fui corriendo a la habitación donde había visto guardar mi "sorpresa", allí estaba, encima de una cómoda muy alta, altísima; estiré los brazos, me puse de puntillas y agarré con fuerza aquella preciosa caja..., un instante, el golpe en la nariz, el dolor, la sangre manchando el vestido, el susto de mi prima... y varias manos tocándome las narices, (para limpiarlas).

Y la caja por el suelo.

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