domingo, 4 de diciembre de 2011

Otra vez encerrada


 La primera vez que recuerdo haberme sentido encerrada fue en un lío de sábanas de cuna... la segunda vez fue entre los barrotes de una ventana, tendría yo alrededor de 6 años y la verdad es que me costó mucho rato y la ayuda de varias personas mayores sacar la cabeza de allí... la tercera vez no fue en mi casa.

 Aquel verano fue muy especial, pasé un mes en Huesca, en casa de mis tíos... nunca había estado fuera de casa más de un día. Mis tíos vivían en un bloque de viviendas que se cerraban alrededor de un jardín, y allí bajábamos a jugar mis primos y yo con los niños vecinos; al otro lado de la calle había otro bloque parecido, y los niños de esas viviendas pasaban algunas veces a nuestro jardín, otras veces éramos nosotros los que visitábamos su terreno, había una rivalidad entre los dos grupos y casi siempre terminábamos en pequeñas peleas.

 Descubrí muchas cosas aquel verano, una pequeña ciudad que tenía un parque precioso, que los niños no podíamos salir solos lejos de casa, un cine muy grande en el que vi una peli de Cantinflas, y que yo no era la niña más traviesa del mundo... la paciencia de mi abuela para hacernos mil peinados diferentes en un rato a mi prima y a mí, y que, por más que lo intentase no podía comer alubias...

 Aquel verano fue especial, el "La la la" había ganado Eurovisión y creo que fue la canción del verano, al menos en el jardín de nuestros juegos siempre se escuchaba a lo lejos sonando en la radio de algún vecino. Mis tíos vivían en el cuarto piso, el ascensor tenía dos pequeñas puertas que se abrían hacia adentro y otra grande de rejas en cada rellano, los niños teníamos prohibidísimo utilizar solos el ascensor y la portera daba mucho miedo, así que ese verano subí y baje muchas escaleras.

 El día de mi encierro estábamos jugando en el jardín del bloque vecino, no sé el motivo, pero empezamos otra de nuestras peleas, los "capitanes" de ese jardín eran dos hermanos de mi edad con mucho caracter, y los líderes de nuestro grupo éramos mi primo y yo, así que cuando la cosa se puso fea nuestros amigos habían salido corriendo ya, y mi primo seguía conmigo en la brecha, pero también terminamos huyendo perseguidos por los hermanos hasta el portal de nuestra casa... entramos, entraron, la puerta de rejas del ascensor estaba abierta, nos metimos y mientras mi primo agarraba con todas sus fuerzas para que no abrieran desde fuera, yo le di al botón del cuarto, el ascensor empezó a subir... desde abajo, los hermanos le daban al botón de llamada, el aparato hacía amago de bajar, y yo apretaba otra vez el botón de subida, los hermanos desde abajo volvían a llamarlo... así hasta que el ascensor se volvió loco y se quedó colgado entre dos pisos... El rato del encierro, los gritos de la portera y los vecinos; mi primo y yo entre asustados y aterrados por la que nos iba a caer, todavía les gritamos a los hermanos que ya la pagarían... en realidad quienes pagamos fuimos nosotros.

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