Me divertía buscar entre los trapos de mi madre para vestirme de señora, ponerme los antiguos botines de mi abuela y sentarme a escucharle contarme sus historias... Ya por entonces acostumbraba a reunirme conmigo largos ratos, imaginar la vida de la gente.
No soportaba que me peinasen con coletas... ni que me comparasen con mi hermana, quizá por eso nunca me gustó ir a la escuela.
Me gustaba sentarme con mi madre y ayudarle a poner alfileres en la ropa que cosía, y mirarla mientras les daba clases de corte y confección a las chicas mayores... Y escuchar en la radio las cosas de Matilde, Perico y Periquín.
Cuando apenas levantaba dos palmos del suelo, ya me gustaba echarle un pulso a la vida e imaginar que yo ganaba.
Nota: hasta aquí la infancia, o no...